Doctora Rocío Labrador. - QuirónSalud
Doctora Rocío Labrador. - QuirónSalud

El Servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, en Sevilla, subraya la importancia de la prevención –95% de cánceres de cérvix están relacionados con el virus del papiloma humano (VPH)– y de un diagnóstico precoz en un cáncer en el que la tasa de curación puede ser superior al 90% en los estadios iniciales, todo ello en el marco del Día Mundial del Cáncer de Cérvix, que se conmemora este miércoles 26 de marzo.

Según nos apunta la ginecóloga del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa Rocío Labrador Baena, en Andalucía, se diagnostican unos 300-400 casos al año de cáncer de cérvix, a nivel nacional la incidencia se sitúa en unos 2500 casos al año, y en Sevilla, se estima que cada año alrededor de 150 mujeres son diagnosticadas con cáncer de cérvix invasivo. La mayoría de estos casos se presentan en mujeres de entre 40 y 45 años.

Para la especialista, es fundamental tener en cuenta que en estadios iniciales el cáncer de cérvix «no suele presentar síntomas evidentes» para la mujer y por eso son «tan importantes» los programas de cribado y acudir a las revisiones ginecológicas anuales. «En estadios más avanzados, el manchado o sangrado fuera de ciclo es lo más frecuente, incluyendo sangrado tras las relaciones sexuales o, a veces, flujo vaginal anómalo o maloliente», explica la doctora Labrador Baena, quien insiste en que, ante estos síntomas, se recomienda revisión ginecológica para descartar alguna afección grave.

El virus del papiloma humano permanece latente y silente en el cérvix de la mujer y en la mayoría de los casos, el sistema inmunológico lo elimina, pero en un reducido número de mujeres el virus permanece y termina ocasionando lesiones precancerosas, primero, y cáncer de cérvix, en un plazo de unos diez años desde la infección. «La infección por VPH se considera actualmente como la infección de transmisión sexual más frecuente, estimativamente, el 80% de la población sexualmente activa estará en contacto con el virus a lo largo de su vida y su contagio y persistencia se relaciona con más del 95% de los cánceres de cérvix», destaca la especialista.

La vacunación y los cribados, los aliados contra el cáncer de cérvix

Es por todo ello que la ginecóloga del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa Rocío Labrador Baena incide en que el cáncer de cuello uterino es prevenible si evitamos la infección extremando la precaución en relaciones sexuales de riesgo con el uso adecuado del preservativo (en todos los grupos de edad), siendo la vacunación a los 12 años el punto más importante, previo al inicio de las relaciones sexuales, para reducir el riesgo de contagio y de progresión a lesiones de gravedad. «La vacunación también se recomienda en edades mayores, tanto en hombres como en mujeres, y, del mismo modo, aunque nos hayamos contagiado con el virus o tengamos ya una lesión, la vacunación también es aconsejable, puesto que hay evidencia científica de que puede ayudar a combatir el virus», afirma.

Igualmente, la especialista señala que los programas de cribado a partir de los 25 años son muy efectivos para el diagnóstico precoz y seguimiento de lesiones precancerosas. Actualmente, la combinación de citología con detección de VPH, ya sea en medio líquido o mediante toma separada PCR, tienen una alta sensibilidad y están permitiendo el diagnóstico y tratamiento en estadios muy iniciales. “Gracias a la prevención y los cribados poblacionales, la incidencia de cáncer de cérvix ha disminuido considerablemente en los últimos años y la previsión es que continúe disminuyendo, al tiempo que el diagnóstico precoz, gracias a estas estrategias, lo convierte en un cáncer con una alta tasa de curación”, precisa la doctora Rocío Labrador Baena.

Otros factores de riesgo del VPH

No obstante, indica que existen otros factores de riesgo que facilitan la persistencia del virus y progresión de lesiones, como son el tabaquismo, loa tratamientos con inmunosupresores, pacientes inmunodeprimidos u otras infecciones de transmisión sexual concomitantes como la ‘Chlamydia’. Asimismo, “el uso prolongado de anticonceptivos orales durante más de cinco años aumenta el riesgo pues se relaciona con una mayor exposición al VPH sin métodos barrera, así como por los cambios de la mucosa del cérvix que disminuyen su capacidad de reparación. Este riesgo disminuye notablemente al dejar el tratamiento”, añade.

Además del cáncer de cuello del útero, el VPH también es responsable de una alta proporción de cánceres de ano, pene, vagina, vulva y orofaringe, al igual que de otras patologías benignas como las verrugas genitales y la papilomatosis respiratoria recurrente (PRR) según el serotipo de VPH contagiado.

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