Ubicado en el corazón del Aljarafe, Palomares del Río se erige como un testimonio vivo de la historia que ha moldeado la provincia de Sevilla a lo largo de los siglos. Este tranquilo municipio, a pocos kilómetros de la capital andaluza, combina un rico patrimonio cultural con el encanto de su entorno natural.
Las raíces históricas de Palomares se remontan a la época romana. Restos arqueológicos encontrados en la zona sugieren la presencia de asentamientos rurales dedicados a la agricultura y la elaboración de productos como el aceite de oliva, una actividad que sigue siendo emblemática en el municipio. Sin embargo, sería durante la dominación musulmana cuando la localidad adquiriría un carácter distintivo, consolidándose como una alquería conocida como Al-Rauz, que significa «El Jardín» en árabe.
El nombre no era casual: la fertilidad de sus tierras y la belleza del paisaje hacían de este lugar un paraíso agrícola. Durante este período, se construyeron elementos arquitectónicos de gran valor, como los baños árabes o hammam del siglo XII, únicos en la provincia de Sevilla, que han sobrevivido al paso del tiempo como una ventana a aquella época.
Conquista cristiana y transformación
Con la llegada de Fernando III a mediados del siglo XIII, Palomares pasó a formar parte de la Corona de Castilla. Su nombre cambió a Paterna de los Judíos, debido al asentamiento de comunidades judías desplazadas de la judería de Sevilla. Este periodo marcó el inicio de una transformación social y cultural que culminaría con la expansión del cristianismo en la región.
En los siglos posteriores, el cultivo del olivo tomó un papel central en la economía local. Las haciendas olivareras, muchas de las cuales aún permanecen en pie, se convirtieron en el motor económico de la localidad. La Hacienda Ulloa, una edificación del siglo XVIII, destaca no solo por su arquitectura, sino también por su reutilización como Casa de la Cultura, un espacio que conecta pasado y presente.
Siglo XX: De la agricultura a la expansión urbana
El siglo XX trajo consigo profundos cambios para Palomares del Río. Aunque el municipio conservó su esencia agrícola, la proximidad a Sevilla lo convirtió en un lugar atractivo para el desarrollo residencial. Nuevas urbanizaciones transformaron el perfil del pueblo, atrayendo a familias que buscaban la tranquilidad del entorno rural sin renunciar a la cercanía de la ciudad.
Pese a esta modernización, Palomares ha sabido preservar su identidad histórica. Tradiciones como la Feria en honor a la Virgen de la Estrella, su patrona, o la devoción al Rocío, siguen siendo pilares culturales que unen a los habitantes del municipio.
Un legado vivo
Hoy en día, Palomares del Río es mucho más que un lugar de paso en el Aljarafe. Su patrimonio arquitectónico, como los baños árabes y las haciendas, junto con su entorno natural, hacen de este municipio un enclave único que invita a descubrir una historia rica y diversa.
Mientras caminas por sus calles o visitas sus monumentos, es fácil imaginar la vida de sus antiguos habitantes, desde los agricultores romanos hasta las comunidades judías y musulmanas. Palomares del Río, con su mezcla de tradición y modernidad, sigue escribiendo su historia día a día, ofreciendo a sus visitantes una experiencia donde el pasado y el presente convergen en perfecta armonía.