Situado en pleno corazón del Aljarafe sevillano, a tan solo 15 kilómetros de la capital hispalense, el municipio de Almensilla se ha consolidado como un destino que combina tradición, tranquilidad y proximidad a la gran ciudad. Con una superficie de unos 14 kilómetros cuadrados y una población en torno a los 6000 habitantes, este pueblo destaca por su carácter acogedor y sus raíces profundamente vinculadas al entorno rural.

Orígenes históricos

Los primeros vestigios de asentamientos de la historia en Almensilla se remontan a la época romana, como en gran parte del Aljarafe, donde la fertilidad del terreno y la cercanía al Guadalquivir favorecieron la actividad agrícola. Durante el período islámico, su nombre, derivado del árabe al-manṣila, que significa «el albergue» o «la posada», refleja la importancia que tuvo como lugar de paso y descanso.

Tras la Reconquista en el siglo XIII, Almensilla quedó integrada en los territorios dominados por el Reino de Castilla. Posteriormente, su economía se centró en la agricultura, con el olivo como cultivo predominante, una tradición que se mantiene viva en la actualidad.

La iglesia de Nuestra Señora de la Antigua

Uno de los puntos emblemáticos de Almensilla es la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, una construcción que data del siglo XVIII. Este templo es un ejemplo de la arquitectura religiosa del barroco sevillano y alberga a la patrona del municipio, la Virgen de la Antigua, cuya festividad se celebra con gran fervor cada septiembre.

Un pueblo en transformación

Aunque tradicionalmente agrícola, Almensilla ha experimentado un notable crecimiento residencial en las últimas décadas, convirtiéndose en un lugar atractivo para quienes buscan calidad de vida cerca de Sevilla. Su localización estratégica, en plena comarca del Aljarafe, ha facilitado su conexión con otros municipios de la región, como Mairena del Aljarafe, San Juan de Aznalfarache y Bollullos de la Mitación.

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